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EMERGENCIA SANITARIA
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EMERGENCIA SANITARIA
Una serie de artículos de interés nacional
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Carta abierta
Sr. Ec. Sebastián Hurtado
Presente.-

De mi consideración.-

He leído con precisión el artículo “La guerra del Cenepa: un paso atrás” de su autoría y publicado precisamente cuando la patria entera está de efemérides por los 25 años de la gesta del Cenepa.

Su brillante preparación académica, desdice mucho de su pobre como inicuo artículo en donde pone en evidencia su escaso conocimiento de las ciencias militares.

No voy a detallar los errores de sus aseveraciones porque no es de mi interés deslucir el brillante legado que nos dejó su señor padre el Dr. Oswaldo Hurtado Larrea, cuando se refirió a esta brillante página de la historia que enorgullece a los ecuatorianos.

Siendo un joven con un futuro brillante, le sugiero que lea el ARTE DE LA GUERRA, en donde podrá encontrar la luz para su siguiente artículo que por esta vez y siendo justo con mi percepción… fue fruto de su inmadurez y oportunismo que los militares rechazamos y le llamamos a su sensatez.

Muchas veces por ‘figurar’ el “tiro puede salir por la culata”…

Sigo guardando el afecto y alta estima por su apreciado padre quien me condecoró y entregó el sable de honor cuando me gradúe de subteniente hace cuatro décadas. (O)

Atentamente.-
General Oswaldo Moreno


La Guerra del Cenepa:

por Sebastián Hurtado

A propósito del 25 aniversario de la Guerra del Cenepa, recordé que el 28 de enero de 1995 conduje a mi padre a una reunión en el palacio de Gobierno, a la que el entonces presidente Sixto Duran-Ballén había convocado a todos los expresidentes ecuatorianos. En los días previos se habían producido escaramuzas entre fuerzas ecuatorianas y peruanas en la zona de frontera conocida como el Alto Cenepa. La situación amenazaba con desencadenar una guerra abierta entre ambos países, lo que llevó al presidente Durán-Ballén a buscar apoyo político y consejo de los expresidentes. Camino a la reunión, discutimos la posibilidad de que las fuerzas ecuatorianas hubieran incursionado en territorio peruano y provocado la reacción de ese país. Algo que, aparentemente, ya había ocurrido en 1981 pues, a pesar de que la frontera geográfica estaba definida en el Protocolo de Río de Janeiro, de mediados del siglo XX, no estaban colocados los correspondientes hitos fronterizos, pues la geografía del Cenepa no coincidía exactamente con lo planteado en el Protocolo. Establecer desde cuándo las tropas ecuatorianas se encontraban en la zona de enfrentamientos era clave para entender la situación en la frontera y sería la primera inquietud que mi padre le plantearía al Presidente. Una vez en el palacio de Gobierno, los invitados se reunieron en el despacho presidencial mientras que los acompañantes esperamos en la antesala. No pasaron más de 30 minutos cuando el Presidente salió del despacho para tomar una llamada que había pedido a su secretaria. Al teléfono, Durán-Ballén preguntó a la persona al otro lado de la línea: “¿General. Desde cuándo están nuestras fuerzas militares en esa zona?“ No escuché la respuesta, pero la sóla pregunta me produjo muchas inquietudes. ¿Estábamos a punto de ir a una guerra con Perú sin que el Presidente de la República tuviera claridad sobre la ubicación de los destacamentos militares en la zona del conflicto? ¿La fuerzas militares ecuatorianas habían incursionado -nuevamente- en territorio peruano? ¿Accidentalmente? ¿Intencionalmente? ¿La posición ecuatoriana empezaba a lucir endeble a mi juicio. Hoy, al revisar un mapa, es fácil darse cuenta de que los lugares en donde se dieron los principales enfrentamientos del año 1995 se encuentran del lado peruano de la frontera. Una frontera establecida en el Protocolo de Río, ratificada por ambos países cuando firmaron la paz definitiva en 1998, y sobre la que se colocaron los hitos fronterizos a partir de entonces. Es más, en una reciente entrevista el excomandante del ejército Luis Aguas revela que “el 14 de diciembre de 1994 me llegó la disposición de ingresar al Cóndor Mirador, en el Valle del Cenepa. Por una orden del comandante Luis Hernández entré con mi unidad militar a ese territorio 30 días antes de que se inicie el conflicto bélico”. Una disposición que, sin duda, refleja mucha capacidad de clarividencia. Pero a finales de enero de 1995 era demasiado tarde para aceptar un “error” y retirarse de la zona de conflicto. Los líderes políticos y militares ecuatorianos ya se habían comprometido a defender las posiciones en que se encontraban, bajo la airada proclama de “Ni un paso atrás”. Lo inaccesible del terreno favoreció a las fuerzas ecuatorianas, que lograron repeler los ataques y causar significativas pérdidas a las fuerzas peruanas. Pero el costo para Ecuador fue finalmente mucho mayor. La aparentemente innecesaria Guerra del Cenepa se saldó con decenas de muertes y un costo directo de casi USD 300 millones, a lo que hay que sumar otros indirectos, como el desplazamiento de miles de familias en la zona de frontera, la pérdida de producción, el incremento del riesgo país, la devaluación de la moneda y otros tantos etcéteras. Como ha ocurrido tantas veces, en 1995 Ecuador se embarcó en una arriesgada aventura política sobre la base de información y criterios inadecuados. Aventura que benefició a unos pocos que, a ambos lados de la frontera, apalancaron el fervor nacionalista para impulsar intereses políticos y militares personales, en perjuicio del resto de ciudadanos que, ese año, dimos un paso atrás.

Tomado de su enlace a la nota original en Primicias.ec: https://www.primicias.ec/noticias/firmas/guerra-cenepa-paso-atras/


04-02-2020

EL “TOMA Y DACA”…un peligroso como macabro juego de actores.
Por General Oswaldo Moreno
Quito D.M. a 04 de febrero de 2020
11h58

La ineficaz gestión gubernamental concomitante con la seria situación macroeconómica del Estado ecuatoriano, nos hace sopesar esta ambigua situación que aqueja a los jubilados y pensionistas de la familia militar.

Este peligroso desbalance de poder (económico-político-militar), está perjudicando a miles de ciudadanos uniformados ―policías y militares en retiro― que confiaron en el decir del gobierno y en la diligencia de sus autoridades institucionales.

No es la primera vez, ni tampoco será la última, que ese ‘muñequeo’ del “toma y daca” como estrategia para no dar (depositar) lo que le corresponde, hace que en esta teoría de juegos, “el prisionero” (jubilados y pensionistas de la familia militar), tengan que ceder ante la presión del actor (gobierno).

Ante esta situación, podemos deducir que el gobierno está “jugando” ante una probabilidad muy cierta de que militares y policías en retiro sepan que el sistema de seguridad social vigente es insostenible, sabiendo que el efecto inmediato sería el desequilibrio de las cuentas institucionales cuando les toque asumir de su patrimonio las debidas pensiones y responsabilidades económicas de sus eternos demandantes.

La gestión del Ministro de Defensa Oswaldo Jarrín, presumo que es ardua como persistentes sus requerimientos y de eso no debemos dejar de reconocer su administración directa ―sello de su personalidad―, ante la homologación y equiparación salarial con el sector público. Sin embargo, existe un eslabón que no ata la cadena de la racionalidad ética cuando se exalta el valor de soldados y policías en los momentos de temor e intranquilidad social y los dejan como última prioridad en la distribución consecuente del presupuesto ya aprobado pero ineficientemente mal gastado y recuperado.

La “amable” estrategia del ‘pronto pago’ con recursos no sostenibles, no es muy recomendable cuando la palabra empeñada del gobernante ha sido vulnerada y ha perdido la confianza de sus mandantes.

La traición entre actores es una circunstancia latente… lo mejor para las partes ―por el momento―, es la coordinación y la cooperación como muestra de confianza para que la amenaza no se vuelva quisquillosa e inquietante que delate públicamente una posible colusión para mediar este conflicto que recién comienza.

Ilógico como irracional es lo que se plantea… a los institutos de seguridad social de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional les quedaría poco tiempo de existencia y su extinción será por inanición ante este peligroso como macabro juego de actores.

“EL HAMBRE HACE SALIR DEL BOSQUE AL LOBO, Y DEL ARTE DEL ESCRITOR”
Fernan Vanderem